“Little Red Dots”: Andrés Escala explica las 300 formas de galaxias encontradas por James Webb

El astrónomo Andrés Escala encabezó un trabajo, publicado en la revista The Astrophysical Journal, titulado “On the Fate of Little Red Dots”, que analiza más de 300 objetos extraños, específicamente pequeñas y densas galaxias, que fueron detectados por el Telescopio Espacial James Webb (JWST). La investigación concluye la formación temprana de agujeros negros supermasivos en la “infancia” del cosmos.

Los “puntitos rojos” (como se denominó a este hallazgo) analizados existieron cuando el universo tenía entre 650 y 1500 millones de años de edad, y sus estrellas se desplazan a unos 1500 Km por segundo, una velocidad cuatro veces mayor a galaxias similares. “Estudiamos la estabilidad y el posible destino de los pequeños puntos rojos (LRD), bajo la interpretación estelar de sus características observacionales”, comentó Escala en su investigación.

“(En el JWST) Se toparon con una imagen donde aparecían estos ‘puntitos rojos’, y sus propiedades son tan particulares que ha costado saber exactamente qué son. Pero hay dos hipótesis principales: que son galaxias muy compactas o que esas galaxias, para suavizar sus propiedades, tendrían un agujero negro en el centro. El problema es que ese agujero negro no cumple con las expectativas que se ven en el universo local”. Andrés Escala, astrónomo de la U. de Chile.

Por ejemplo, dentro de las características de estos objetos, el académico señaló que, hay mucha variabilidad, por lo tanto, en varios de ellos hay rayos X. “Si uno cree esa hipótesis, serían sobre masivos los agujeros negros, ya que pesarían el 10% de la galaxia. Comúnmente, un agujero negro tradicional pesa el 0,1% de la galaxia”, explicó a Rockstars.

Ayuda de supercomputadores

Andrés Escala comentó que, para esta investigación, se analizaron cientos de estos objetos usando supercomputadoras ubicadas en Chile y Alemania. Allí, concluyeron que los “puntitos rojos” se mueven a 1500 km por segundo, es decir, cuatro veces más rápido que sus homólogas (de la misma época). Además, serían galaxias muy pequeñas, pero muy densas e inestables. Es decir, diez veces más pequeñas que las galaxias más pequeñas observadas hasta la fecha.

El académico señaló que su trabajo es teórico, es decir, buscó implementar un escenario de formación, que ya fue postulado en la década de los sesenta. A través de supercomputadores, simularon detalladamente cómo evolucionarían y cómo sería la formación de las estrellas. “Por lo mismo, se comparó la escala de tiempo de estos choques, un proceso llamado relajación. Y estos ‘puntitos rojos’ serían los objetos que existen antes que haya interacciones entre estrellas”, explicó.

Finalmente, Andrés Escala indicó que los agujeros negros son los finales del universo, es decir, es cuando las estrellas, o los centros de las galaxias, mueren y colapsan. “Los LRD muestran la parte más violenta del universo. De hecho, por eso, a la parte de la evolución, se le llama relajación. Los años que vienen se seguirá buscando evidencias y estudiando -y encontrando- nuevos agujeros para observar, con evidencia, como están colapsando”, sentenció.