Luis Sarrás: “El hidrógeno verde va a permitir abatir la emisión de CO2 en muchas industrias”

La Ley de Reducción de la Inflación (IRA) del 2022, proclamada bajo la administración de Joe Biden (Estados Unidos), dentro de sus atributos, promovía el uso de energías limpias. Para ello, la producción de hidrógeno verde tenía un incentivo de tres dólares por kilogramos, para así tener paridad con los combustibles fósiles. Pero Donald Trump echó pie atrás a esa medida. Con ello, esta naciente tecnología sufrió un gran traspié.

La acción del nuevo gobernante norteamericano repercutió mucho en Chile, ya que, como una política de estado, se había lanzado la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde. Pero sin incentivo, el ambicioso plan va en curva de bajada. Pese a ello, con un optimismo patológico, Luis Sarrás, director de Desarrollo en AES Andes, confía que la solución limpia sí se convertirá en una exitosa industria para el país.

Además, comentó la reacción de una decena de científicos -nacionales e internacionales- que opinaron negativamente sobre el proyecto INNA, de hidrógeno y amoníaco verde que busca instalarse en Taltal, ya que afectaría la observación astronómica local. “Fue una sorpresa total. Pero este no es un tema de distancia, sino que es de confianza”, señaló al respecto a Hágase la luz.

“El hidrógeno verde, al menos en Chile, parte como una iniciativa que pretende descarbonizar la producción de energía. La pandemia y sus efectos en la economía europea, principalmente, formaron altas expectativas respecto a esta industria. Todos sabemos que es un complemento a las energías renovables y es una manera de descarbonizar el mundo, sobre todo en la producción de acero, cemento o en el transporte marítimo”. Luis Sarrás, director de AES Andes.

Todo iba bien encaminado hasta la nueva asunción de Donald Trump. Con el famoso IRA (Inflation Reduction Act), Estados Unidos, y a su vez Europa y Asia, comienzan a desarrollar proyectos. “Además, la industria de la tecnología asociada se volvió más ávida, pero al sacar el incentivo el gran motor dejó de empujar a otras economías. Hoy, no hay incentivo en la demanda, pese a que los proyectos siguen”, señaló el experto.

El Hidrógeno en Chile

Luis Sarrás señaló que Arabia Saudita está llevando a cabo el proyecto NEOM, con un 80% de construcción. Además, en 2024, se realizó otro grande en Egipto y también hubo una licitación de energía en Corea, en base a amoníaco. “Pese a que va de bajada, las conclusiones son bien simples: en Europa, el hidrogeno reduce a la mitad el costo de la descarbonización y aumenta en un 12% su alcance”, indicó.

Además, enfatizó, ayuda a algunas producciones que son más difíciles de ‘descarbonizar’, como es el caso del acero. “Se espera que esta tecnología se desarrolle en (solo) ocho años, pero le tiene que ganar a una industria que es la más grande que ha tenido la humanidad (combustibles fósiles). No veo un futuro sin el hidrógeno verde, ya que es un energético que permitirá abatir la emisión de CO2 en muchas industrias”, añadió.

En el caso de Chile, Luis Sarrás sabe que el hidrógeno no compite de igual forma con los combustibles fósiles. Pero si se van a seguir produciendo emisiones de CO2 en la industria, se tendrá que hacer un esfuerzo en la disponibilidad de pagar más. “En Europa, ya hay un proyecto financiado para producir acero verde con hidrógeno y están dispuestos a invertir un 20% más. Por otro lado, Chile, con el cobre, busca descarbonizar su transporte marítimo, por ejemplo, con embarcaciones que usen amoníaco verde”, indicó.

El proyecto INNA, donde Luis Sarrás es director de Desarrollo, incluye la producción de hidrógeno y amoníaco verdes, así como el desarrollo de energía solar, eólica y sistemas de almacenamiento. Cuenta con calificación ambiental favorable y ocupará terrenos privados. En cuatro años, el plan pretende producir 650 mil toneladas de amoníaco y 100 mil toneladas de hidrógeno, anualmente, donde la principal industria a abastecer será la minería.