Cheril Tapia: “De aquí al año 2050, Chile será el país más longevo de Latinoamérica”
Según estudios biológicos y estadísticas naturales en la historia de la mortalidad humana, se ha determinado que las personas que nacieron después del año 2000 podrían llegar a vivir cerca de los 100 años. Un hecho afortunado, dirían algunos. Pero básicamente, que esto suceda, traería también que las personas presentes fallas físicas y mentales con mayor notoriedad. La doctora Cheril Tapia explica esta aseveración.
La facultativa es bioquímica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y doctora en Ciencias Biológicas Convención en Biología Celular y Molecular de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente, es académica e investigadora de la Facultad de Medicina y Ciencia de la Universidad San Sebastián y líder del Laboratorio de Neurobiología del Envejecimiento, en el Centro de Biología Celular y Biomedicina de la misma entidad.
En conversación con Gabriel León, de Rocktars, Tapia indica que mientras más vivan las personas, más enfermedades van a llegar a presentar. “Antes, estos deterioros degenerativos no se notaban tanto, ya que la gente moría a menor edad. Pero ahora, como somos más longevos, enfermedades como el Alzheimer son cada vez más comunes”, explica.
Desde siempre le interesó trabajar en la neurociencia. Por lo mismo, al terminar su pregrado decidió trabajar su tesis en la enfermedad de Alzheimer. Esta compleja enfermedad, que tiene causas multifactoriales, se ha transformado en un problema de salud pública crítico ya que, como se mencionó, las expectativas de vida son muy altas y, por lo tanto, la neurodegeneración comienza a ser parte de nuestras vidas.
Mejores políticas públicas
Durante su doctorado, Cheril Tapia puso su foco en la vía de señalización WIND, la que contribuye a los procesos sinápticos, a la función neuronal y a la memoria. “Sabíamos que esta vía estaba deficiente en ciertas funciones durante el Alzheimer, pero hasta ese entonces eran solo correlaciones. Había sugerencias que nos podían decir qué era lo importante y qué cambio podía estar contribuyendo a que la patología se desarrollara”, explica la doctora.
“Los que hicimos fue atenuar la funcionalidad de esta vía WIND y ver si eso tenía un impacto en generar un fenotipo acelerado en los modelos transgénicos del Alzheimer. Ver si empezaba antes y que fuese mucho más severo. Lo probamos en modelos silvestres y vimos que, si apagábamos esta señalización WIND, el animal comenzaba a desarrollar ciertas características y comenzaba a perder la memoria y a desarrollar marcadores neurológicos que nos sugerían una patología parecida al Alzheimer”..
Cheril Tapia, investigadora de la USS.
La doctora hoy es investigadora independiente y comenzó además un postdoctorado en un proyecto vinculado a la neurociencia y el consumo de alcohol. Pero sigue trabajando en enfermedades neurodegenerativas y principalmente pensando en qué le pasa al individuo envejecido que en algún momento desarrolla características que determinan este tipo de enfermedades, como el Alzheimer.
Por otra parte, hace un llamado a mejorar las políticas públicas en Chile, ya que para el año 2050 “seremos el país más longevo de Latinoamérica”. Por lo mismo, indica, es relevante que personas, desde distintos ámbitos, estén enfocadas en el envejecimiento. “Es una lástima, por ejemplo, las dificultades que tenemos para lidiar con los pacientes que sufren demencias. Hoy en día, no tenemos el espacio para conversar con otras áreas de la ciencia, como la medicina, para proyectar nuestro trabajo e investigaciones para hacer estudios clínicos”, se lamenta.
Finalmente, Cheril Tapia trabaja en la USS en entender cuánto contribuye la mitocondria a los procesos degenerativos del envejecimiento. “Yo estudio el hipocampo, que es súper relevante para los procesos de aprendizaje y memoria espacial. Entonces, esa memoria se ve muy afectada durante el envejecimiento y más aún con enfermedades neurodegenerativas. Mi idea es tratar de entender cómo la mitocondria contribuye a este proceso, lo que podría estar generando disfunción mitocondrial y, por ende, sináptica y cognitiva en el envejecimiento”, explica.