Álvaro González menciona innovaciones de la industria vitivinícola por el cambio climático
Chile es el cuarto exportador de vino a nivel mundial, tras Italia, Francia y España. Por su parte, el vino representa para nuestro país el 5,1% de las exportaciones no relacionadas con el cobre, siendo los principales mercados países como Estados Unidos, Brasil, China, Reino Unido y Canadá. Álvaro González, director del Centro de Investigación e Innovación de Viña Concha y Toro, en la región del Maule, explica el presente de la industria a Sello Región.
Por otra parte, de acuerdo al Catastro Vitivinícola Nacional del 2022, producido por el Servicio Agrícola Ganadero, la región del Maule concentra la mayor área vitivinícola sembrada, con un 40,7% del total nacional. Esta región presenta una variedad amplia en el tipo de productores, que van desde los pequeños, que forman parte de la agricultura familiar campesina -quienes no tienen posibilidad de incorporar tecnología-; a los más grandes, que cuentan con alta capacidad de producción y exportación.
La industria enfrenta desafíos importantes, desde el aumento de costos y pérdida de competitividad, hasta los desafíos de la variabilidad climática, lo que se vio muy patente con las lluvias extremas que afectaron a la zona en 2023. El Centro de Investigación e Innovación de la Viña Concha y Toro es un referente a nivel nacional respecto a la investigación aplicada con foco en los desafíos de la industria vitivinícola nacional.
“La región del Maule tiene como principal característica la diversidad de ecosistemas, por ejemplo, de suelos y sus condiciones climáticas. Eso hace un clima. en general, es favorable para el cultivo de la vid. Por ejemplo, en las zonas cordilleras, hay mucho más Merlot, o algunos cultivares como el Sauvignon Blanc, de muy alta calidad; o en zonas cálidas se adaptan algunas cepas de tintos, como el Malbec o el Syrah”.
Álvaro González, de Viña Concha y Toro.
Desafíos del cambio climático
Álvaro González comenta que la región del Maule tiene un ecosistema bastante completo. Además, según indica el director del Centro de Investigación, busca que estén los stakeholders más relevantes, entre ellos el Gobierno con sus políticas, las universidades y las grandes corporaciones con sus emprendimientos tecnológicos, entre otros actores. “El Maule es una región cuya principal actividad productiva es la agricultura y la industria agroalimentaria, por lo tanto, para la industria del vino es un buen lugar para desarrollar colaboraciones”, sostiene.
Dentro de los desafíos de la industria está, claramente, el trabajo en innovación debido al avance del cambio climático, una realidad que tienen muy clara en la zona del Maule. “Los principales desafíos son el cambio climático y las nuevas tendencias de consumo. Tenemos un consumidor nuevo que está prefiriendo otro tipo de producto, y eso requiere una adaptación de nuestra parte. Tenemos 140 años de historia en Viña Concha y Toro. Somos una empresa que tiene larga data gracias a su capacidad de adaptación y flexibilidad”, explica González.
Dentro de las innovaciones respecto al cambio climático, el director del Centro de Investigación indica: “Nuestra estrategia es la mitigación y la adaptación. Luego, en cuanto a los temas específicos que llevamos en el Centro, tenemos uno que está relacionado con la eficiencia en el uso del agua. Por lo mismo, estamos trabajando con algunas tecnologías desarrolladas en California, una de ellas llamada Surface Renewal, que nos ha permitido calibrar nuestros coeficientes de cultivo y eso nos permite afinar la cantidad de agua que tenemos que poner en cada uno de nuestros viñedos”, explica.
Después, comenta Álvaro González, hay otro eje que tiene que ver con la material vegetal, capacidades que desarrolla el Laboratorio de Biología Molecular para contar con plantas libres de virus y hongos desde la madera. “Por último, la tercera estrategia tiene que ver con el suelo, con más materia orgánica. Estamos trabajando con líneas para aprovechar nuestros residuos, compostarlos y agregarlo a los suelos. Estamos trabajando con acumulación de carbono, midiendo los niveles que tenemos y -a través de IA- predecir cuáles debieran ser las mejores prácticas”, sentencia.