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Cedano: “La pobreza energética nos da la oportunidad de alcanzar el bienestar desde la energía”
En Chile, en datos entregados por el ministerio de Energía, la pobreza energética tiene cuatro acciones que buscan reducirla. Primero, la habitabilidad, referida a las condiciones de cada vivienda; después, el acceso físico a las fuentes de energía; tercero, la calidad del suministro y el uso de fuentes sostenibles; y, por último, la asequibilidad, sobre el gasto y su impacto en la economía doméstica.
Por su parte, en el resto de la región también existen dimensiones que buscan erradicarla. Por ejemplo, Karla Cedano, jefa del Laboratorio de Innovación y Futuros del Instituto de Energías Renovables de la UNAM (México), conversó con Girl Power sobre su experiencia en este trabajo, desde el sector público, privado y la academia emprendedora.
Desde su trabajo como vinculadora en la academia, la experta trabajó conceptos como energías renovables, innovación y sustentabilidad. Hasta que un día, en una conversación con su hija, quien también está ligada a esta temática, descubrió la noción de pobreza energética. “Hoy en día, soy de las personas -en México- que más trabaja este conocimiento; tanto de vulnerabilidad, resiliencia y sistemas energéticos”, comentó.
Karla Cedano enfatiza que el sistema energético no es solo fierro, técnica o políticas públicas; sino que lo conforman las personas. “Las personas somos los actores centrales de los sistemas energéticos, tanto como usuarios, beneficiarios o afectados. Mis funciones en el Instituto (de la UNAM) es un trabajo de investigación y multidisciplinario. Parte de mis funciones son construir innovación y desarrollos científicos”, añadió.
Pobreza: Una incómoda temática
Cedano, en el Laboratorio de Innovación y Futuros de la UNAM, realiza prospectivas y análisis a mediano y largo plazo, de cómo va a estar el mundo energético principalmente en México. “Pero también lo hacemos a nivel internacional. Tenemos colaboración con Cuba, Colombia, Reino Unido y Siria, entre otros países. Estamos aprendiendo todo el tiempo y creo que de eso se trata, de hacer grandes redes de conocimiento”, indicó.
La profesional está de acuerdo con que, a la mayoría de las personas, les cuesta hablar de pobreza energética. Pero, enfatiza, que hablar del término “pobreza” ya genera reparos. “Creo que nuestros países (de Latinoamérica) han sido -y siguen siendo- muy vulnerados. Está la pobreza económica y la multidimensional. Hay una especia de saturación y de depresión a nivel región de hablar siempre de este concepto”, comentó.
Karla Cedano explicó que -en la industria o a nivel de políticas públicas- disminuir la pobreza energética no siempre se relaciona con inversión económica, sino que tiene que ver con prácticas, entendimiento e, incluso, con cultura. “Por ejemplo, si escucháramos más a nuestras culturas originales, podríamos manejar mejor la biomasa. Muchas veces cortamos y cortamos, es decir, depredamos los sistemas comunitarios. Pero hay que entender que la pobreza energética nos da una oportunidad de alcanzar el bienestar de otra forma, desde la energía”, enfatizó.
Finalmente, la jefa del Laboratorio de Innovación y Futuros del Instituto de Energías Renovables de la UNAM comentó que el actual proyecto que está trabajando culmina a fines de febrero y el gran hallazgo alcanzado, hasta la fecha, tiene que ver con que sí hay formas de promover la solidaridad energética, desde las humanidades, a nivel comunitario. “El vínculo, por ejemplo, con actividades artísticas, es en donde se generan imaginarios, tanto del pasado energético como del futuro energético de las comunidades”, puntualizó.