Paula Henríquez: “Hay diversas variables que analizar para ver los aspectos sensibles de un proyecto”

Hoy en día, a la hora de desarrollar de cero cualquier proyecto, el trabajo con las comunidades y con su entorno (flora, fauna, etc.) es cada vez más relevante a la hora de una posible aprobación. Paula Henríquez, analista ambiental de RWE Chile, explicó cómo es su trabajo coordinado para poder presentar la documentación precisa, por ejemplo, ante el Servicio de Evaluación Ambiental (SEIA).

El Servicio es un instrumento de gestión de carácter preventivo, definido como un procedimiento que determina si el impacto ambiental de una actividad o proyecto se ajusta a las normas vigentes. Por ejemplo, ingresan como Estudios de Impacto Ambiental (EIA) aquellos que generan impactos significativos. En cambio, los demás proyectos ingresan solo como Declaraciones de Impacto Ambiental (DIA).

Paula Henríquez es ingeniera en recursos naturales renovables y cuenta además con una capacitación de liderazgo en el programa Emerging Leaders de RWE global. Actualmente, trabaja en el análisis estratégico del territorio, un factor fundamental para el desarrollo de proyectos energéticos. “Hay diversas variables que uno tiene que analizar para poder ir viendo cuáles son los posibles aspectos sensibles que pueda tener cada proyecto”, comentó a Girl Power.

La analista agregó que, muchas veces, en etapas tempranas de una actividad, se dan cuenta de aspectos críticos que hacen desestimar un proyecto. “Pero en caso de avanzar, es bien importante la recopilación de información y después, cuando sigues, por ejemplo, con el ingreso a la evaluación ambiental, hay que coordinar nuestra información en conjunto con las guías elaboradas por el SEIA”, agregó.

En el caso de los EIA, la analista señaló que necesitas tener un proyecto desarrollado en muchas áreas de interés. Por ejemplo, en caso de un proyecto eólico, ver la disposición de los residuos líquidos, el trabajo con las baterías, la subestación, la línea de transmisión, etc. “Además, se necesita la labor con la comunidad para poder sociabilizar el proyecto desde temprano”, aclaró.

Estudio versus declaración

Paula Henríquez explicó que, dentro de las razones a evaluar para el desarrollo de un proyecto, una de las principales tiene que ver con la flora y fauna presente. Por ejemplo, si un ave está en categoría de conservación o si nidifica cerca del área de la actividad, se considera como crítico. “Hay especies de flora que constituyen un bosque nativo, o sea, no se puede intervenir. Pasa a ser un área de exclusión, ya que ninguna acción de mitigación paliará el impacto”, contó.

Otra razón, añadió, puede ser por temas arqueológicos, ya que, al comenzar a excavar, pueden aparecer hallazgos que sean sensibles. “También, si una población está muy cerca hay más variables, sobre todo en la construcción, ya que son actividades más intensivas y pueden afectar por temas de ruido, emisiones de material particulado, gases o combustiones”, agregó la analista de RWE.

Por otra parte, la experta explicó que no todos los proyectos ingresan a Evaluación Ambiental. Por ejemplo, en el caso de una central de generación, solo lo deben hacer las mayores a 3 MW. Lo mismo pasa con las líneas de transmisión. “Las tipologías de proyectos están tipificadas, tanto en la ley como en el reglamento del SEIA. Y ahí se desglosa si el proyecto produce, por ejemplo, efectos significativos en la salud de la población, daña recursos naturales o patrimonio, o está en zonas con valor paisajístico o turístico”, destacó.

Finalmente, la analista ambiental indicó que está muy de acuerdo que Chile se ponga metas ambiciosas en términos de cambio climático. Y para trabajar para aquello se deben hacer proyectos sostenibles que vayan en esa línea. “Por lo mismo, me parece bueno que las actividades se vayan estandarizando a través de guías, ya que es la forma que ha encontrado el SEIA para poder especificar los contenidos que se requieren”, comentó.