Paula Jofré trabaja con herramientas filogenéticas para determinar el origen de las galaxias

Omega Centauri es un cúmulo globular, donde habitan más de 10 millones de estrellas, y que se puede apreciar casi todo el año en el hemisferio sur. Además, alcanza unos 150 años/luz de diámetro y es el más masivo de todos los cúmulos de la Vía Láctea. Paula Jofré, investigadora de la U. Diego Portales, trabaja -junto a herramientas filogenéticas- para determinar su origen y metalicidad.

Los científicos sospechan que Omega podría ser un cúmulo nuclear estelar, por lo tanto, se preguntan: cuál es la galaxia madre de todos estos cúmulos globulares. “Entendemos que la Vía Láctea se formó mediante el ‘canibalismo’, con galaxias más pequeñas y es muy posible que Omega Centauri haya pertenecido a una de estas (galaxias pequeñas)”, explicó la astrónoma a Rockstars.

Junto a Patricia Tissera, directora del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA), Paula Jofré colidera esta iniciativa pionera a nivel internacional: la incorporación de herramientas de filogenética al estudio de la evolución de las galaxias. En esta línea de trabajo confluyen astronomía, biología, matemáticas e informática, dando lugar a un esfuerzo interdisciplinario para mejorar los métodos tradicionales en astrofísica.

La experta, en su doctorado, comenzó trabajando para determinar la metalicidad de las estrellas, es decir, cuántos metales tienen y así conocer las edades de estas. “Me interesaba entender los procesos de formación de la Vía Láctea y, para eso, necesitaba saber la edad de las estrellas.  Entonces, me puse a trabajar con análisis de espectros y conseguí un trabajo -para la referencia- con el satélite Gaia (telescopio espacial de ESA)”, contó.

Trabajo multidisciplinario

Tras trabajar un tiempo en Francia, Paula Jofré se fue a Cambridge, ya que el director de Gaia ESO estaba en Reino Unido. “Cuando llegué a Cambridge, yo estaba orgullosa de trabajar con Gerry Gilmore, que fue quien descubrió el disco grueso de la Vía Láctea. Entonces, comencé a estudiar la historia de formación y evolución de la Vía Láctea y de cómo se relaciona la química o la metalicidad de sus estrellas”, comentó.

Por otra parte, cabe explicar que la filogenética, utilizada en biología para reconstruir relaciones evolutivas de especies, se adapta de forma natural a la astronomía. Por ejemplo, se considera que los elementos químicos más pesados que el He (Helio) se generan en el interior de las estrellas y luego se dispersan en el medio interestelar a través de eventos (supernovas). Y estas nuevas estrellas heredan esas composiciones que permiten un proceso observable y cuantificable.

Paula Jofré, junto a otros investigadores, publicaron en Astronomy and Astrophysics, sobre este análisis realizado usando la idea del cúmulo de Omega Centauri, llamado ‘Estudio de las poblaciones estelares en Omega Centauri mediante la filogenética’. “Nos pusimos a estudiar la naturaleza de las poblaciones. Porque, al final, cuando uno estudia poblaciones y genética, primero tiene que ser capaz de clasificarlas en distintos grupos y después entender cómo están relacionados”, indicó.

Finalmente, la investigadora de la UDP comentó que llegaron a la conclusión de su paper usando 122 estrellas y solamente química. De hecho, seguirá estudiando cúmulo y tiene hasta el 23 de septiembre para pedir tiempo de observación en le ESO. “Hay otro candidato. de un cúmulo globular, que se llama M54 y nos gustaría tener datos para poder relacionarlo con lo que estamos encontrando nosotros”, adelantó.