Rembre: las claves de un exitoso modelo de gestión de residuos

La empresa que gestiona residuos de industrias, municipios y hogares y que se hace cargo de más de 120 tipos de materiales distintos, es parte de “Conecta, Recicla y Colabora”, iniciativa impulsada por Coca-Cola Chile y Fundación La Ciudad Posible.

A través de una red de plantas de acopio y valorización a lo largo de Chile, Rembre despliega un modelo que cubre desde el retiro de los residuos, hasta su venta a otras empresas que los convertirán en nueva materia prima. La clave del proceso está en darle viabilidad a la mayor cantidad posible de materiales diversos.

“Los gestores de residuos cambiamos la visión de que todo es basura y va a relleno sanitario, nos esforzamos en sacar eso de la economía lineal y traerlo a economía circular, convirtiéndolo en materia prima y evitando la contaminación de mares, ríos, montañas y carreteras”, dice Pedro Bulnes, fundador de la empresa.

Para comprender mejor su trabajo, Pedro presenta tres claves en las que se basa el modelo de gestión sustentable de Rembre:

Tipos de retiros: Gestión sustentable de residuos a más de 10 municipios y a más de 200 empresas a lo largo de todas las regiones del país. Rembre Home, en tanto, está presente en más de 26 comunas, incluyendo Antofagasta, Punta Arenas y varias comunas de las regiones Metropolitana, V y VI.

Diversidad de materiales: Se retiran y gestionan 120 tipos de distintos materiales, incluyendo cartones, latas, textiles, neumáticos y varios tipos de plásticos, como el plumavit; pero los residuos que más se procesan son el vidrio, el cartón y el plástico PET (por sus plantas están pasando alrededor de 25 a 30 toneladas de botellas plásticas mensuales).

Presencia nacional: Están presentes de Arica a Punta Arenas, incluso están presentes en la Antártica. Tienen cinco plantas y en ellas trabajan más de 100 personas con una flota de 30 camiones.

Rembre es uno de los gestores que son parte de Conecta, Recicla y Colabora, iniciativa impulsada por Coca-Cola y Fundación La Ciudad Posible, y fue parte del diagnóstico inicial del ecosistema del PET en Chile, con un fuerte foco en educación medioambiental y trazabilidad de los materiales.

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