Francisca Valenzuela y la importancia de una política de género impulsada por el Ministerio de Energía

Hace pocos días, el Banco Mundial publicó una nueva versión de un estudio llamado La Mujer, la Empresa y el Derecho, que analiza cómo las leyes de la economía, de inclusión o que tratan de eliminar las desigualdades, existen y funcionan. El estudio señala que aún existen importantes brechas y que, por ejemplo, las mujeres, a nivel global, gozan de menos de dos tercios de los derechos que los hombres poseen. Francisca Valenzuela, jefa de la Oficina de Género y Derechos Humanos del Ministerio de Energía, analiza este presente.

Por ejemplo, se sabe que Chile tiene una baja participación femenina en el mercado laboral. Pese a que las cifras venían mejorando, tras la pandemia el país retrocedió en inclusión laboral, siendo que es la primera medida para sacar a una familia de la pobreza. Y en el sector energético esa realidad no es tan diferente. Una de las últimas mediciones indicó que la participación de la mujer se acerca al 23%, siendo la baja comparecencia a las carreras STEM como uno de los argumentos.

Antes de llegar a la esfera pública, Francisca Valenzuela trabajo para las Naciones Unidas donde le tocó apoyar temáticas de igualdad de género, desde cómo avanzaban en temas de acoso o inserción laboral, hasta el desarrollo de capacidades y competencias. “Fue así como alguien del Ministerio (de Energía) me comenta de esta oportunidad laboral. Y como no conocía el sector público, tomé el desafío para poner mi conocimiento técnico de género a disposición de esos escenarios”, comenta a Hágase la Luz.

Sobre porque es necesaria una política de género, impulsada a través del Ministerio de Energía, Francis Valenzuela señala que hay distintas posturas respecto a estos temas, pero que cada sector debe tener un rol para construir una sociedad. “El Estado tiene el rol del bienestar de la sociedad, pero también te delinea las normas para convivir de la mejor manera. Y el Estado también asume compromisos internacionales, siendo el más importante el de la Convención para la Erradicación de Todas las Formas de la Discriminación de la Mujer(CEDAW)”, explica.

Y en Chile, añade, por esos mismos años, el Estado asume ese desafío y crea el SERNAM, que fue la primera figura institucional pública que se conoció en el país (hoy Ministerio de la Mujer). “A nivel internacional hay cosas que rendir. Por ejemplo, en el sector energético tenemos desigualdades y el sector privado lo sabe. Como Ministerio tenemos que hacer un esfuerzo para dar vuelta esta situación y reducir las brechas, a través de un esfuerzo coordinado. El plan Energía Más Mujeres es un claro ejemplo de aquello”, indica la jefa de la Oficina de Género y Derechos Humanos.

Propósitos o desafíos del sector

Como mencionó, el programa Energía Más Mujeres es una iniciativa que tiene la cartera con empresas y gremios del sector. De hecho, como ejemplo, trajeron al país a una especialista de Naciones Unidas que habla de cómo aumentar la participación de mujeres en cargos directivos, ya que es importante tener más mujeres en toma de decisiones. “En el extranjero nos dicen qué buena iniciativa han logrado en Chile. Ahora, nos acompañan organizaciones sociales, la academia, el sector privado, ONU Mujeres y el Estado. Esa es una práctica a seguir”, comenta.

Sobre las metas concretas, la funcionaria de la cartera sostiene que lo principal es garantizar la representatividad de la mitad de la población en las decisiones en energía. “Veo en la práctica que donde más cambios hemos visto, es justamente en el nombramiento de mujeres en posiciones directivas. Como que ahí hay buenas noticias. Lo segundo son las cifras inclusión laboral, donde vamos en un 24%. Además, mejorar la brecha salarial del sector energético. Y, lo otro, es que muchas empresas y gremios ya han incorporado una política de género integral”, comenta Francisca Valenzuela.

Finalmente, la jefa de la Oficina de Género y Derechos Humanos de la cartera energética menciona que los reclutamientos libres de sesgos de género también debería ser una política de públicos y privados. También, menciona, hay brechas de capacidades, donde existe un nodo crítico muy importante. “En el sector no estamos cuidando el aumento de participación laboral de las mujeres, ya que tenemos una cuota de un 30% de mujeres formadas. Por ejemplo, en el país hay sólo 44 instaladoras eléctricas, que representan el 1.6% de la totalidad del país”, enfatiza.