“Todos los sectores económicos de Chile serían beneficiados si incorporaran biotecnología”

Invertir en ciencia siempre le ha traído grandes beneficios a las potencias mundiales. Por ejemplo, el en Alemania, el Instituto Fraunhofer nació tras la Segunda Guerra Mundial cuando tenían todas las industrias en el suelo. Pero tomaron la decisión de meter ciencia y tecnología para su crecimiento y desarrollo. Pilar Parada, directora del Centro de Biotecnología de Sistemas de la UNAB, en conversación con Rockstars, invita a nuestro país a seguir ese mismo camino.

Bioquímica de la Universidad de Chile y doctora en Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de Madrid, la doctora ha estado perfeccionándose en España, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos en investigación aplicada. En España terminó la tesis de pregrado en bioquímica, trabajando en la primera secuenciación de saccharomyces cerevisiae en el mundo. Allí, trabajó junto al doctor Juan García Ballesta, quien la apoyó en todo ese proceso.

Tras terminar su carrera, el doctorado también lo realizó en Europa, en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, donde trabajó con Glaxo Wellcome. “En mi tesis de doctorado utilicé muchas técnicas que estaban en la biología pero que tenían mucha física detrás. Me acuerdo, por ejemplo, de la microscopía de fotones. La hice en la Universidad de Illinois, en Urbana-Champaign, donde trabajé con físicos que alineaban láser. Después hice resonancia de plasmón de superficie en Manchester. Mi doctorado fue muy formativo”, cuenta Pilar Parada.

A su regreso a Chile, en el año 2001 aproximadamente, en Chile no hay muchos lugares que se dedicaran a la investigación aplicada. La doctora señala que no había nada que fuera no académico. Estuvo mucho tiempo buscando esa oportunidad, trabajando incluso en la empresa privada. Hasta que llegó la chance de entrar a BioSigma, la principal empresa de biotecnología para la minería en el mundo. “Se había creado el programa Genoma Chile, impulsado por el presidente Ricardo Lagos, donde se crearon varias empresas”, señala.

Pilar Parada dice que con esa política comenzó la biotecnología de verdad en Chile. De ese apalancamiento público-privado, se creó la firma CODEL, en colaboración con la empresa japonesa que era JX Nippon Mining. “Se juntaron 5 millones de dólares para resolver algunos temas, por ejemplo, buscar bacterias y secuenciar el genoma. Y además se confeccionó una planta de producción de bacterias en Radomiro Tomic. Soy autora de más de 176 patentes, la mayor parte de ellas de BioSigma”, comenta.

Más ciencia para Chile

Hoy en día, la doctora trabaja en la Universidad Andrés Bello, en estrecha colaboración con el Centro de Excelencia Internacional de Fraunhofer. En la sede de Las Condes, en enero de 2022,  construyeron un laboratorio de 400 metros cuadrados, que tiene un equipamiento que costó cerca de un millón de euros. Ahí se continuó desarrollando el proyecto Agrosimbiosis, es parte del programa tecnológico de transformación productiva ante el cambio climático de Corfo 2023.

Pilar Parada comenta que obtuvieron 1.650 millones de pesos para trabajar durante cinco años en problemas que tienen que ver con la agricultura y los alimentos, donde destacan cuatro temas principales. “El primer proyecto le llamamos optimización de suelo y agua. Después, tenemos uno que tiene que ver con brindar servicios ecosistémicos a la agricultura, mediante la atracción de insectos, por ejemplo, abejas nativas”, comenta.

La doctora señala que el tercer proyecto se trata de valorizar residuos de una industria y meterlos en otra, es rigor, a su cadena de alimentos. Allí, están viendo cómo encapsular ingredientes de alto valor y poder meterlos de alimentos de manera de mejorar la calidad de estos. “El último proyecto es valorizar los residuos, para poder introducirlos en la tierra y poder conectarlos con el uso de suelos. A través de la utilización de microorganismos, hacemos un compostaje acelerado”, indica.

Pilara Parada destaca la comunión que existe hoy en Chile entre la investigación científica y la industria, ya que hace 20 años atrás era algo impensado. Pero la doctora quiere que otro tipo de industrias también se involucren en este desarrollo. “Creo que todos los sectores económicos de Chile se verían beneficiados al incorporar biotecnología, ya que es una herramienta habilitante para mejorar el valor de los productos”, comenta.

Finalmente, la directora del Centro de Biotecnología de Sistemas de la UNAB insta a las autoridades aportar más recursos estatales a la ciencia. Por ejemplo, en Alemania más de un 3,5% de su PIB va al desarrollo de ciencia. En Chile, por ejemplo, en el 2009, en recursos a la ciencia, se puso un 0,5 del PIB. Sin embargo, hoy día estamos en un 0,36 o 0,38. Entonces, el discurso de que queremos ir hacia un desarrollo productivo sostenible, no puede ser si no va a acompañado de más ciencia”, sostiene.