Natalia Barahona: “El amor no sólo está en las personas, sino que está en el mundo”
La felicidad y la espiritualidad, sobre todo en el entorno laboral, se han convertido en un aspecto que ha estado más tangible en las organizaciones. Antes, era visto como algo casi esotérico, pero hoy en día las instituciones tienen, por ejemplo, espacios de meditación para sus trabajadores. Natalia Barahona, fundadora de Rasavant y cofundadora del Instituto de Psicoterapia Transpersonal (IPT), explica este nuevo camino.
Se sabe que la felicidad en el trabajo ayuda a las personas a sentirse mejor como colaboradores y la espiritualidad, en ese mismo ámbito, conlleva a encontrarse con un propósito más claro de todo lo que hacemos. Y, finalmente, ambos aspectos, guían para promover la esperada satisfacción personal y, con ello, vincular a mayores niveles de motivación, compromiso y engagement, entre otras características.
Natalia Barahona es psicóloga clínica transpersonal y tiene más de 20 años de estudio en prácticas de meditación, espiritualidad y movimiento. Ha profundizado sus conocimientos en India, Turquía, Estados Unidos y Tailandia, entre otros países. Dice que estudió psicología debido a un despertar espontaneo donde encontró la paz.
“A los 17 años tuve mi primera experiencia espontánea de despertar. Estaba conversando con un amigo y entré en este estado que duró cerca de media hora. Y allí conocí lo que era la paz. Fue muy precioso y pude entender muchas cosas. Fue como si me hubiesen mostrado el mapa amplio, de mi vida y de la vida. Y entonces cuando volví de ese estado, no me acordaba de todo lo que había entendido, pero me quedó la sensación de paz. Y eso es lo que yo quiero”.
Natalia Barahona, psicóloga espiritual.
Tras ese episodio, coincidió que se abrió una nueva carrera de psicología transpersonal, que antes sólo estaba en Estados Unidos. “Me invitaron a la presentación de la carrera y me di cuenta de que era lo que yo estaba esperando hacer, una psicología que contempla la espiritualidad”, relata a el Club de la Felicidad.
Estados cumbres
Natalia Barahona dice que lo que sintió fueron estados alterados de conciencia o estados cumbres. Sostiene que hay momentos donde la conciencia se eleva y se expande, y que se pueden entender cosas más allá que en un estado habitual de conciencia. “Lo que queremos lograr es un estado meseta. Es decir, que podamos elevar nuestro estado de conciencia y un poco vivir ahí, con todos los vaivenes de la vida”, explica.
Sobre cuánto ha avanzado la espiritualidad en el mundo, dado los conflictos bélicos y los regímenes políticos y sociales autoritarios, sobre todo en occidente, la psicóloga indica que en esa parte del mundo estamos siendo gobernados por personas que no tienen ningún tipo de conexión. “Vivimos en una sociedad que pareciera que no hubiese nada más grande o profundo que el ser humano. Es como que el ser humano fuera el rey del universo y eso es una distorsión de la realidad”, comenta.
Por otra parte, Natalia Barahona manifiesta que hay que soltar el control, es decir, no sólo confiar en que voy a obtener lo que yo quiero, sino más bien entregarse al proceso para conseguir los resultados. “Por ejemplo, para venirme a este viaje por Asia, tuve que soltar la vida que tenía en Chile, la cual amaba. Amaba a mis amigos, amaba mi academia de danza, amaba mi consulta preciosa, amaba mi departamento, etc. Pero, de repente, llegó el llamado, y te tienes que ir”, indica.
Finalmente, añade que no siempre hay que soltar lo que no nos gusta para sentirnos espiritualmente satisfechos, sino que también soltar lo que queremos. “Lo lindo es que siempre hay que confiar. Como ir descubriendo que el amor no está solo en las personas, sino que está en el mundo. Pero las personas son súper importantes. Ahora soy súper interdependiente, las personas son el número uno en mi vida”, concluye.