Camila Balbontín, académica de la Universidad Adolfo Ibáñez: “Dejemos de tener políticas públicas reactivas”

En este capítulo de Ciencia del Futuro, el conductor Daniel Silva conversó durante la segunda parte del programa junto a Camila Balbontín, Doctora en Transporte y Economía, y académica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Adolfo Ibáñez, quien habló sobre la importancia y desafíos que presenta el transporte público para ser un medio sustentable.

Los dos años de pandemia tuvieron consecuencias tanto negativas como positivas para el transporte, por un lado el trabajo remoto produjo que menos personas utilizaran el transporte público debido a que no necesitaban salir de sus casas, lo que significó una disminución en la contaminación. Si bien esto es positivo, el impacto negativo que tuvo la pandemia “fue el hecho de que las autoridades nacionales e internacionales desincentivaron el uso del transporte público por el hecho del contagio, y se ha visto un decrecimiento brutal que no se había visto hace muchos años”.

Frente a esto es que se presentan desafíos tales cómo volver a incentivar el uso del transporte público, esto aprovechando que la mayoría de las empresas han cambiado su método de trabajo a un sistema híbrido. “Este trabajo remoto ha fortalecido la vida personal de las personas, el balance, en ese sentido podemos ver muchas cosas positivas desde el punto de la salud mental de las personas, la salud física y también desde la movilidad y sustentabilidad a largo plazo”.

Para esto, es que considerando que el transporte público es uno de los más eficientes es que se debe potenciar su uso, así como también el de otros medios de transporte que no sean contaminantes como bicicletas o scooter eléctricos, especialmente en viajes cortos. A pesar de que estos sean buenas alternativas para descongestionar las vías, es que la realidad presenta problemas para poder realizar un cambio, como la falta de ciclovías, las distancias entre trabajo y hogar, entre otros. “Algo muy importante a considerar es que como políticas públicas dejemos de tener políticas reactivas, que cuando ya tenemos un problema empecemos a trabajar en eso, si no que ahora ya miremos al futuro y digamos cuál es el futuro qué queremos y en base a eso empezar a hacer las políticas”, aconseja Camila Balbontín, agregando que el presupuesto para transporte público debe coincidir con el porcentaje de uso que queremos de este.

Otro de los problemas existentes para incentivar el uso de estos transporte tiene que ver con un aspecto cultural, para lo cual debiera existir mayor fiscalización frente al uso de vías exclusivas por ejemplo. “En otros países del mundo si uno anda en la pista exclusiva van a tener un parte. Podemos partir por las áreas más congestionadas que esto efectivamente se cumpla”, de esta forma se puede incentivar el uso del transporte público, así como también mejorar la experiencia de viaje para los usuarios. A esto se suma el uso de los buses eléctricos, que a para el 2040 se espera que todos los buses sean eléctricos o de cero emisión, ayudando a evitar la contaminación.

En esta misma línea, es que Camila Balbontín destaca que los desafíos a futuro tienen que ver con mejorar tres tipos de accesibilidad: transporte, proximidad espacial y la conectividad digital. Especialmente en el área de transporte y proximidad se debe trabajar para poder tener “una ciudad donde la gente pueda elegir donde vivir y no necesariamente donde uno puede pagar para vivir, así quizás todos viviéramos un poco más cerca de donde trabajamos y no tuviéramos que viajar dos horas en transporte público o privado, ya que esto les perjudica en su vida y aumenta la carga de la red de transporte”.