A través del plumaje de palomas: estudio demostró alta concentración de plomo en las urbes

El artículo 621, del código civil de 1855, señala que “las palomas que abandonen un palomar y se fijan en otro, se entenderán ocupadas legítimamente por el dueño del segundo, siempre que este no se haya valido de alguna industria para atraerlas y aquerenciarlas”. Hoy, estas aves, apreciadas durante el siglo XIX, están ayudando a conocer la concentración de plomo en las grandes ciudades.

Un estudio del departamento de Ciencias Ecológicas de la Facultad de Ciencias de la U. de Chile, encabezado por el doctor Isaac Peña, denominado “Una perspectiva global sobre el plomo en las palomas urbanas: paisaje, clima y determinantes biológicos”, demostró que, a través de su plumaje, la lluvia limpia (o arrastra) este peligroso y contaminante metal.

Dentro de los aspectos destacados del análisis, se determinó que se encuentran mayores concentraciones de plomo en poblaciones de palomas en paisajes modificados por el hombre (urbes); la coloración del plumaje puede determinar la concentración de metales; las superficies impermeables reducen la biodisponibilidad del plomo en las aves urbanas; y la lluvia actúa como un mecanismo de eliminación del plomo en las ciudades.

“El plomo es considerado, por la OMS, como uno de los 10 contaminantes más peligrosos. Una vez que está dentro de nuestro organismo, actúa como bloqueo en muchos procesos biológicos, es decir, enmascara métodos que deberían estar cumpliendo otras moléculas en el cuerpo. Ello, genera problemas metabólicos y neurológicos en las personas”. Isaac Peña, investigador de la U. de Chile.

El trabajo investigativo analizó las plumas de estas aves en seis países: Chile, México, Brasil, Irán, Francia y Corea del Sur, para entender cómo se acumula el plomo en entornos urbanos. “El plomo está naturalmente en rocas, en la corteza. Sin embargo, se ha utilizado durante los últimos 100 años, principalmente en el uso de combustibles. Además, aparte de las baterías, este metal se encuentra en las pinturas”, indicó el doctor a Ciudad Futuro.

Arrastre de plomo

Isaac Peña explicó que otros estudios señalan que el plomo del suelo de Santiago, supera los estándares permitidos en países como Canadá. “Creo que no se le ha dado importancia a este tema. En otros países, hay muestras de la población secuencialmente durante décadas, para ver cómo ha influido la restricción del uso de gasolina con plomo. En Corea del Sur, por ejemplo, existe un decrecimiento de la presencia de plomo en la sangre o en pelo de las personas”, indicó.

Sobre el estudio, el académico señaló que la paloma actúa como un indicador de las condiciones ambientales, especialmente de metales como plomo, cobre y zinc. En un trabajo paralelo, analizaron el efecto de la urbanización sobre las aves, principalmente por el impacto de altas temperaturas. “Entonces, lo que hemos hecho desde 2022 (con extensión hasta 2028), es estudiar cómo impactan las temperaturas anómalas dentro de la ciudad, con un rasgo asociado al plumaje de las aves”, explicó.

En una operación formal, con los permisos autorizados del SAG, el grupo de investigadores realizó capturas en el Hospital Sótero del Río y otras islas urbanas de la capital. “Tomamos muestras de 150 palomas de Santiago, donde se reportó la presencia de plomo. En eso, influyen la presencia de industrias y la urbanización. Pero, en paralelo, hay un fenómeno de lavado de metales dado por la lluvia”, determinó.

Por lo mismo, Isaac Peña explicó que las superficies impermeables, como el concreto, permiten el arrastre y la acumulación de metales en las zonas que son sumideros dentro de las ciudades. Entonces, se preguntaron si las palomas reflejan este fenómeno de lavado. Por ello, se hizo un análisis especial para ver si había una relación entre la concentración de plomo en el plumaje, las precipitaciones, las temperaturas y el nivel de impermeabilización de los suelos.

Finalmente, este estudio plantea la necesidad de integrar soluciones urbanas, como sistemas de drenaje y biorremediación, que eviten que las lluvias trasladen el plomo a ríos o humedales, y contaminen a otros ecosistemas.