En el programa Ciencia del Futuro, el periodista Daniel Silva, entrevistó a Nadac Reales, científica y fundadora de Rudanac Biotec; creadora de una posible solución biológica para la acumulación de desechos metálicos.

Nadac Reales explicó que están desarrollando un proceso biotecnológico que utiliza microorganismos acondicionados para desintegrar las estructuras metálicas. “Lamentablemente existen estructuras metálicas que, al estar adheridas a gomas o cemento, inhabilita el hecho de que pueda ser sometida a un proceso de fundición. Por lo tanto, quedan almacenadas y en la actualidad no existe ninguna solución que de una respuesta real a esa necesidad”, admitió.   

Este tipo de desechos representan un problema difícil de enfrentar. Solo en basura electrónica anualmente se generan 48,5 millones de toneladas, equivalente a 4.500 torres Eiffel. Otra cifra que ayuda a dimensionar el problema son las latas; ya que se consumen aproximadamente 80 mil millones a nivel mundial y cada una de ellas tarda alrededor de 500 años en descomponerse.

Fue esta realidad, que llevó a Nadac Reales a buscar en la naturaleza una solución. “Hay bacterias que efectivamente se alimentan del metal que son estas termófilas… Entonces de ahí nace la idea de aplicar biotecnología para resolver este problema medioambiental que se ve mucho en nuestra región de Antofagasta”, subrayó.

La científica desarrolló un sistema donde las bacterias biodesintegran, o literalmente “se comen”, los residuos metálicos. En concreto, Spiromet es un proceso biotecnológico que se compone por diferentes bacterias que se alimentan del metal y generan como resultado un líquido que puede ser transformado en cualquier material.

“Se identificó la bacteria en base a un muestreo lo que me permitió llevar este proceso de adaptación que fue largo; ya que duró aproximadamente casi 3 años”, indicó la fundadora de Rudanac Biotec; quien agregó que tras las pruebas pudieron, por ejemplo, desintegrar un clavo en ese periodo de tiempo.

Finalmente, sostuvo que las perspectivas de desarrollo son amplias, pues el concentrado de metal que resulta de la biodesintegración puede ser transformado en prácticamente cualquier producto de dicho material sin emitir gases contaminantes, evitando a su vez la acumulación de toneladas de estos desechos en vertederos e incluso enterrados en la tierra.