Doris Sáez Hueichapan, Académica de la Universidad de Chile, entrega detalles sobre el innovador sistema de gestión de agua y energía creado en una comunidad Mapuche
En un nuevo episodio de Ciencia del Futuro, el conductor Daniel Silva compartió junto a Doris Sáez Hueichapan, Académica del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Chile, e investigadora del Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería, ISCI. La conversación estuvo centrada en el innovador sistema de agua y energía que se ejecutó en la comunidad José Painecura Hueñalihuen.
Dicho proyecto fue desarrollado y ejecutado por investigadores de la Universidad de Chile y la Universidad de La Frontera y dirigidos por Doris Sáez, junto a la ayuda de comuneros mapuches. Específicamente se trata de un invernadero inteligente, “es un sistema piloto que quiere incorporar la tecnología del Internet de las cosas y la energía renovable en sectores rurales, y que sean diseñados por comuneros mapuches de acuerdo con sus necesidades”.
La importancia de un proyecto como este tiene relación con la importancia de la agricultura en sectores como la comunidad José Painecura Hueñalihuen. De acuerdo con lo que comenta Doris Sáez, “la agricultura generalmente para estos sectores es de autoconsumo, pero durante el último tiempo necesitan producir más, ya sea para intercambiar con otros comuneros o para poder vender sus productos y poder generar ingresos para subsistir”.
Teniendo en cuenta cómo podría mejorar el sistema de agricultura un invernadero inteligente, es que decidieron sacar adelante este proyecto, pero siempre de la mano de los comuneros mapuches, atentos a sus necesidades y sin intervenir con su cosmovisión. “La idea era instalar una tecnología de bajo costo y automatizar el invernadero, poder instalar sensores de humedad para saber cuándo es oportuno regar y optimizar al máximo el tema del agua por la escasez hídrica presente en la Región de La Araucanía. Energía, agua y alimento mantienen una relación muy estrecha”, destaca Doris Sáez sobre la motivación detrás de este proyecto.
Considerando un aspecto más técnico, estos invernaderos inteligentes funcionan sobre la base de un prototipo consiste en dos componentes, uno de ellos es el Sistema de Gestión del Agua para largo plazo, el cual se encarga de determinar los requerimientos de riego óptimo de los cultivos en base a estimaciones meteorológicas y las características propias que poseen los cultivos; y el Sistema de Gestión de Energía para corto plazo.
Doris Sáez es categórica en señalar que uno de los aspectos de mayor importancia fue trabajar siempre en conjunto con la comunidad Mapuche, y así como también con los más jóvenes. “Se nos ocurrió hacer esta iniciativa para escuelas rurales indígenas. La cultura Mapuche quiere volver a los territorios, pero los jóvenes quieren Internet para poder desarrollar proyectos interesantes”. Es por esto que comenzaron a trabajar con niños de séptimo y octavo básico en el desarrollo de estos invernaderos, con elementos que están disponible a bajo costo y la ayuda de Internet.
Este trabajo se hace siempre respetando la cultura del lugar y la relación con la naturaleza, algo que para el pueblo Mapuche es muy importante ya que como explica Doris Sáez, respetan toda vida sin excepción. “En ese sentido los invernaderos tienen muchos usos, como los usos espirituales de las plantas y los usos medicinales. Un ejemplo de esto es que el Hospital Nueva Imperial trabaja con medicina tradicional y con medicina clásica, donde también tienen un invernadero, por lo que va todo alineado. Estamos felices porque están todos muy comprometidos y ya hay otros colegios que están preguntando cómo participar”.
Para poder realizar más proyectos de este tipo y trabajar con otros colegios, es que Doris Sáez junto a la Universidad de La Frontera se encuentran postulando a diferentes fondos para poder reunir recursos que le permitan desarrollar nuevas ideas, así como también pedir la ayuda del Ministerio de Educación. “Tienen que entender que estas propuestas tienen muchos fines y resuelven cosas de su diario vivir. A veces se presentan grandes cosas que al final no van a ocupar. Por ejemplo, hicimos un taller de energía renovable y como que los niños florecieron con eso”, señala Sáez.