Médico UDEC explica cómo se sigue trabajando en mejorar la eficacia de las vacunas
Sólo nueve meses fueron los que tardó el laboratorio Pfizer para crear, bajos los estándares permitidos, las vacunas para el Covid 19. Todo un récord para una industria que demoraba antes cerca de 20 años en sacar al mercado algún producto para combatir diversas enfermedades. Álvaro Llancaqueo, académico e infectólogo de la Universidad de Concepción, explica este desarrollo.
En conversación con Daniel Silva, de la Ciencia del Futuro, el médico clínico alerta que, pese a tener controlado el virus, el Covid aún no desaparece. “Probablemente nos va a acompañar por un buen tiempo. Pero con un programa de control y con todas las medidas que se tomaron, principalmente por la vacunación de millones de personas, se ha logrado controlar esta pandemia”, indica Llancaqueo.
Sobre las diversas variaciones y mutaciones del SARS-CoV-2, el académico indica que todos los seres vivos mutan, que ese cambio en el material genético puede implicar varias cosas, tanto positivas como negativas. Explica que el mismo virus puede dañarse a sí mismo o generar variantes, pero que hay algunas que no son de interés, ya que no producen ningún cambio significativo.
Pero, alerta, que hay algunas que son mutantes porque aumentan la gravedad de la enfermedad o aumentan la facilidad del contagio. “Es importante la actualización de las vacunas. Porque una vacuna para una cepa inicial ya no sirve para las nuevas variantes, que es lo que pasa periódicamente con la influenza. Las vacunas van cambiando. Hay algunas que se ponen anualmente y hay otras que sólo se usan un par de veces en la vida”, explica el docente.
Modelo RNA
Por otra parte, pese a haber personas que se consideran antivacunas, la pandemia hizo que los niveles de aceptación de la población general por las vacunas subieran de un 50% a un 70%. Por lo tanto, sí se valoró a las vacunas. “Esto, además, permitió tener codificado el virus y poder plantear estrategias, dentro de las cuales estuvo la vacunación. La ciencia otra vez ha logrado derrotar una pandemia y esto habla del desarrollo humano”, indica Álvaro Llancaqueo.
Para ello, el académico explica que uno de los mejores desarrollos fue la tecnología de RNA mensajero. El ácido desoxirribonucleico o DNA está presente en todas las especies vivientes, por lo tanto, se codifica, permitiendo una síntesis de proteínas. Para ello, se separan las hebras del DNA, se copia una parte por un RNA (ácido ribonucleico), este sale del núcleo y se va al citoplasma. Y ahí se acopla a la industria de fabricación de proteínas que nosotros llamamos ribosoma.
“Es decir, no necesitamos colocar el virus vivo atenuado (que es una forma de vacuna) ni muerto, ni en partes; sino que sólo el material genético específico, como se diría, sólo las instrucciones. Cabe mencionar que esta tecnología es antigua, de hecho, en los años 90 se había probado una vacuna, pero el problema fue que el DNA era fácilmente destruido, entonces no alcanzaba a lograr que el sistema inmune lo reconociera”.
Álvaro Llancaqueo, académico de la UDEC.
Hoy en día, está tecnología, creada, desarrollada y ocupada para el Covid 19, está siendo probada para otras enfermedades. Se están ensayando vacunas, no solo contra el Covid sino que, contra otros agentes infecciosos como el virus respiratorio sincitial, el virus Zika, el dengue, la malaria y la influenza. “Pero también se está trabajando en aplicaciones de oncología, en déficit puntuales de proteínas y en áreas inmunológicas. Por lo tanto, aquí se abrió una puerta y hay una cantidad de empresas que están trabajando en una verdadera fiebre de desarrollo”, sentencia Álvaro Llancaqueo.