Rafael Ascanio de Anglo American explica proyecto sostenible denominado Carbono Azul

Durante el año 2023 se conocieron algunas iniciativas de Anglo American que van en la dirección de descarbonizar, reutilizar y aumentar la eficiencia en el uso de recursos y proteger así la biodiversidad del planeta. Rafael Ascanio, asesor de biodiversidad de la Gerencia de Cambio Climático de la compañía explica la iniciativa de Carbono Azul en Chile, pero también menciona los objetivos generales de sostenibilidad de la empresa.

Según cuenta a Revolución Circular, el asesor sostiene que tienen metas bastante ambiciosas, donde resalta una en particular: ser carbonos neutrales al año 2040. Ascanio sabe que es un desafío bien amplio y que ayudará a combatir de alguna manera los efectos del cambio climático. “El combate al cambio climático no es tarea de una sola persona, ni de una sola empresa; es tarea de todos. Chile se puso la meta de ser carbono neutrales al 2050, con varias metas intermedias y con varios otros objetivos de conservación”, señala.

El ejecutivo sostiene que Anglo American va en la misma línea que el país, pero buscar conseguir el objetivo con 10 años de antelación. Por lo mismo, tienen una serie de proyectos en desarrollo y saben que la meta no es fácil. “Lo primero que tenemos que hacer es descarbonizar, es decir, emitir menos emisiones. Y, desde el 2021, toda la energía que utilizamos en nuestras operaciones es 100% con energía renovable, con lo cual redujimos en un 65% las emisiones de alcance 1 y de alcance 2”, indica.

Para ello, además, están trabajando en la sustitución de combustibles. Y para eso, explica, cuentan con dos líneas de trabajo. Por un lado, está el hidrógeno verde, donde han desarrollado proyectos para propiciar y promulgar el desarrollo de esta tecnología limpia en el país y en el sector minero. Y el otro tema es la electromovilidad, es decir, el cambio de sus flotas de vehículos, camionetas y camiones.

Proyecto de Carbono Azul

Siguiendo esa línea de biodiversidad y buscando remediar el problema de la conservación para ayudar a las comunidades locales en el uso sustentable de los recursos, se está tomando la experiencia de Anglo American en Namibia, donde llevan dos años trabajando en el Carbono Azul. Por lo mismo, con la ayuda de la experiencia de la ONG Kells Forest Foundation en África, la empresa está intentando poner ese potencial en Chile.

Este desarrollo proviene de los ecosistemas marinos como, por ejemplo, los pastos marinos, manglares, pantanos y humedales, donde se entierran grandes cantidades de carbono. A ese carbono atrapado bajo el agua se le llama Carbono Azul y aunque a veces pasa desapercibido, mantenerlo bien atrapado es vital para la salud del planeta.

Rafael Ascanio sostiene que el Carbono Azul es muy novedoso y que está tomando mucha fuerza. “El Carbono Azul es extraído de la atmósfera y así evita que se forma gases efecto invernadero, que son los que propician el cambio climático. Por ejemplo, las plantas y algas, cuando hacen fotosíntesis, capturan carbón de la atmósfera y ahí lo utilizan para su propio crecimiento y formación de biomasa. Pero ese carbono, si la planta muere, puede volver a la atmósfera. Entonces, con la mirada en el cambio climático, tenemos que ir un paso más allá de la fijación”, explica.

Además, como según término, añade el asesor de Anglo American, es importante conocer qué es el “secuestro de carbono”. El primer paso es que las algas fijen el carbono en sus tejidos. Y, los segundo, es ver cómo se hace para que este proyecto secuestre el carbono y lo retenga durante cientos o miles de años, de tal manera de no afectar el cambio climático. “Es un tema muy novedoso porque estamos investigando y llenando información científica para poder tener claridad de todo el proceso”, indica.

Rafael Ascanio explica que distintas entidades están trabajando en este proyecto colaborativo, entre ellas Fundación Chile, el Centro AquaPacífico y la Universidad Andrés Bello. Además, señala, que se están usando tecnologías y métodos innovadores en el cultivo y estudio de macroalgas. “Hay un potencial gigante. Por ejemplo, trabajamos con empresas que puedan generar robots que bajen, cultiven y planten en el lecho marino. También, estos robots ayudarán a la investigación e innovación tecnológica para producir biocarbono. Entonces, es un mundo donde vamos a innovar, desde el punto de vista biológico y tecnológico”, sentencia.