Raquel Quatrini: “Hay mucho por saber sobre ecología microbiana, de ambientes de Chile y del mundo”
Un acidófilo es un organismo que se desarrolla preferentemente en un medio ácido. Suele tratarse de bacterias y otros organismos capaces de desarrollarse en condiciones de pH demasiado bajo. Por su parte, la biolixiviación es una técnica, que se ocupa en minería, que disuelve metales en un medio acuoso, a través de bacterias que liberan más cobre con métodos convencionales. Raquel Quatrini, investigadora de la Fundación Ciencia y Vida, parte de la Facultad de Medicina y Ciencia de la U. San Sebastián, trabaja con ambos conceptos en ecología microbiana.
La especialista, que es bióloga de la Universidad Nacional del Comahue (Argentina), también es doctora en microbiología de la Universidad de Chile. Actualmente, estudia la biología de las comunidades microbianas y su rol en los procesos geobioquímicos. “Siempre tuve una orientación muy natural y ecológica. O tuve el sueño infantil de proteger la naturaleza, de volverme un miembro de Greenpeace y salvar el mundo. Me gustan mucho los procesos, los afectos moleculares y las bases genéticas”, comenta la experta a Rockstars.
Dice que su primer acercamiento con la microbiología fue con las levaduras y no con las bacterias. Junto a un docente, en Chile, estudió la ruta de síntesis de pigmentos de las levaduras. “Me metí con la microbiología porque quería escapar de hacer daño a los organismos que tenía que estudiar, ya que primero, por ejemplo, tuve un paso en la genética de lagartijas durante mi tesis de grado”, agrega Quatrini.
Ya en el doctorado comenzó meterse en el mundo de los acidófilos. En ese contexto, hice su tesis en una línea que llevaba a la biolixiviación. “Lo muy atractivo de la investigación es que se estaba abriendo el campo de la genómica y de la bioinformática. Y eso fue lo que más me atrajo. Más que el modelo biológico en sí, fue la herramienta y la capacidad de exploración que tenía la genómica”, explica.
“Así que durante mi tesis de doctorado, abordé una respuesta de homeostasis frente al estrés (oxidativo) por hierro. Entonces, se enfrenta a concentraciones poco habituales del metal en solución y era muy interesante abordar cómo el organismo lidiaba con este aspecto fisiológicamente”, añade la investigadora de la USS.
Estudios en el sur de Chile
Raquel Quatrini explica que los acidófilos son un grupo heterogéneo de microorganismos, tanto de bacterias como arqueas, que se caracterizan por resistir condiciones de acidez extrema. Esto es, señala, concentraciones de protones cuya escala de pH está por debajo de 3. “Es como vivir nadando en ácido sulfúrico, esencialmente”, sostiene. “En general, los acidófilos son resistentes a altas temperaturas y a altas concentraciones de metales. Por eso, son capaces de resistir las condiciones que imperan en algunos procesos industriales, como la biolixiviación”, relata.
Por otra parte, la experta se refiere a cómo se trabaja la biodiversidad microbiana de ambientes extremos, en países como el nuestro. Sostiene que Chile es un laboratorio natural en toda su extensión, ya que tiene diversa temperatura, salinidad, de pH, profundidad y altitud. “La biología de extremófilos no es solamente interesante porque son adaptaciones extremas que salen del promedio, sino que además tiene muchas oportunidades aplicadas, incluso de exploración en otros ámbitos. Así que hay mucho por comprender de la ecología microbiana, de ambientes extremos de Chile y del mundo”, explica.
Como se señaló, la biodiversidad microbiana se puede encontrar en ecosistemas extremos en distintas partes del mundo. Por lo mismo, Chile, por su característica geográfica, en especial por la alta presencia de volcanes, fue escenario de una expedición científica, liderada por la investigadora, en el volcán Copahue. “Los ambientes volcánicos son uno de los entornos donde uno puede ir a buscar acidófilos, que viven en condiciones de acidez extrema”, destaca.
Finalmente, dentro de los objetivos de esa expedición, Raquel Quatrini comenta que el volcán tiene una laguna acídica en su cráter. Además, tiene una serie de fugas de agua hidrotermal, que son vertientes acídicas de alta temperatura y alta acidez. “En Copahue uno ve precipitados de azufre que son producto de las emanaciones gaseosas del volcán, que fertilizan el agua del río y lo convierten en un medio de cultivo ideal para los organismos que estudiamos”, culmina.