¡Sin antibióticos! Científicos chilenos trabajan en el desarrollo de fármacos antibacterianos
En febrero de 2017, la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicó una lista de “patógenos prioritarios” resistentes a los antibióticos, donde se incluyen los 12 grupos de bacterias más peligrosas para la salud humana. En Chile, desde hace algunos años, se tomó la posta de esto y se trabaja en el desarrollo de fármacos que ayuden a esta necesidad.
Juan Andrades, académico de la Universidad San Sebastián, junto a un grupo de profesionales están analizando, mezclando y probando la creación de estos antibióticos que combatan estas bacterias multirresistentes. En conversación con Gabriel León, del programa Rockstars, de TXS Plus, explica su solución y analiza el panorama mundial.
La literatura cuenta que entre las décadas de 1950 a 1970 se desarrolló el boom de los antibióticos en el mundo. Pero esas soluciones se estancaron. Hoy en día, no hay nuevos medicamentos en el mercado, “nuestro botiquín sigue teniendo los mismos remedios”, y eso preocupa a nivel mundial, debido a que, principalmente, hay pacientes con infecciones que no cuentan con medicamentos para su cura
La única solución que ocupan en medicina es subir las dosis, lo que conlleva a generar otros problemas en la salud de las personas. Si bien el drugs discovery ha estado en el desarrollo de fármacos anticancerígenos, existen infecciones antibacterianas que no cuentan con recetas. “Nosotros, desde la academia nos hacemos cargo de investigar los problemas, pero siempre hay que tener en cuenta el gasto para desarrollar un medicamento. Estamos hablando de billones de dólares”, explica Andrades.
Enfermedades sin remedios
El doctor de la USS cuenta que otro de los problemas que está pasando en el mundo es que hay enfermedades que son desatendidas. “Si pensamos en Sudamérica, por ejemplo, el mal de Chagas se ha ido resolviendo a través de consorcios de universidades de distintos países. Cada universidad se hace cargo de un proceso, de tal manera de tener un prototipo. Son problemas locales y no de gran industria”, señala.
Como se comentó, hoy el foco está en el desarrollo de fármacos para enfermedades crónicas no transmisibles, del sistema nervioso central, cáncer, etc. En el mundo, se han ido cerrando departamentos que estudiaban fármacos antibacterianos. Hoy, esos procesos de investigación se hacen en centros de distintas universidades. “Esa es la realidad en el último tiempo. Hay enfermedades en donde no tenemos un público objetivo tan grande o de tanto interés para la industria”, agrega.
“Las bacterias están desde principio de los tiempos. Por ahí dicen que uno de los mejores aliados que tuvieron los españoles durante la conquista fueron los microorganismos que trajeron desde Europa. Por lo mismo, desarrollamos una cantidad de antibacterianos tremenda. Pero las bacterias van entendiendo, conociendo y adaptándose a los antibióticos”, explica Andrades.
El facultativo e investigador señala además que científicos chilenos efectuaron una publicación en The Lancet Regional Health, donde indicaban la evolución en la resistencia en Chile. Para eso escogieron distintos centros de salud, instituciones público y privadas, y notaron este aumento, principalmente en bacterias como klebsiella o enterococcus faecium. “Ese es un problema muy grave de salud”, advierte Juan Andrades, quien agrega: “Esas bacterias resistentes se encuentran principalmente en los hospitales, pero lamentablemente también las encontramos en ambientes extrahospitalarios”.
Nuevos fármacos
Cuando un paciente llega a un centro asistencial con alguna infección, se le aplican antibióticos. Pero si con la dosis normal, no genera una evaluación positiva; lo lógico es que se le aumente esta dosis. “En los laboratorios es fácil hacerlo, ya que afecto a la bacteria y no al paciente. Nosotros llamamos a eso ‘bala mágica’, ya que, cuando hacemos tratamientos de antifúngico, antiviral, antibacteriano, antiparasitario, etc., necesitamos que la molécula ataque al microorganismo, sin afectar al ser humano. En cambio, en pacientes, generamos efectos nefrotóxicos”, explica Andrades.
Hoy, la escasez de antibióticos antibacterianos es un problema de salud muy importante. Por lo mismo, un grupo de investigadores pensó una estructura química que ataque el metabolismo energético de las bacterias. Según cálculos, para que una molécula llegue a la farmacia, se tienen que trabajar con 10 mil de ellas.
“Hoy, trabajamos en generar estrategias que permitan diseñar mejores moléculas. No hay recursos para sintetizar por sintetizar. Trabajemos racionalmente. Cocinamos los reactivos, los mezclamos y sintetizamos. Vamos modificando la molécula, átomo por átomo, hasta encontrar los parámetros óptimos”, explica en detalle el proceso.
Andrades cuenta que hoy están probando los fármacos en larvas. “Junto al doctor Javier Camapanini generamos un modelo de infección en larvas. Se les infectó y usamos antibióticos clínicos y nuestros compuestos. Las larvas que utilizaron nuestros compuestos fueron capaces de rescatarlas. El resto moría. La idea es ir escalando esto a animales más complejos”, comenta.
Finalmente, Juan Andrades indica que sólo les queda “trabajar rápido”. Como investigadores tienen una sensación intima de generar un beneficio a la población. “Cuando diseñamos un fármaco o una molécula debemos estar seguros que no afecte las células humanas. Debemos saber cómo se comportará en nuestro organismo, ya que se tiene que mover internamente hasta llegar a la zona afectada. Además, posteriormente nuestro cuerpo tiene que eliminarlo. Por lo tanto, es una gran responsabilidad”, puntualiza.
Revisa el estudio de los investigadores.