Doctora Paula Slater habla sobre la factibilidad de tener medicina regenerativa en humanos
La rana africana (xenopus laevis) llegó a Chile en 1973 debido a una introducción accidental. Rápidamente el anfibio se reprodujo en la zona central de Chile. Entre las consecuencias negativas, fue el desplazamiento de la especie nativa de rana chilena, la cual está en peligro de extinción. Pero, además, este nuevo anfibio empezó a ser usado en la medicina experimental. Paula Slater, investigadora de la Universidad San Sebastián, trabaja con esta rana en medicina regenerativa.
Esta especie de anfibio es muy usada como modelo de experimentación de biología molecular, genética y teratogénesis. Además, se utilizaron para el primer test de embarazo y fueron el primer vertebrado en ser clonado. La doctora, en conversación con Rockstars, se refiere a su investigación para ayudar a encontrar la formula de regenerar en los seres humanos.
“Este es un animal único. Hay especies que son capaces de regenerar a lo largo de toda su vida y otras, como los mamíferos, que no somos capaces de hacerlo. Entonces, esta rana está en un punto intermedio, ya que cuando son renacuajos tienen una alta capacidad regenerativa. Por eso, uno puede estudiar todos los componentes celulares y moleculares que subyacen a un evento exitoso”.
Paula Slater, investigadora de la USS.
La rana africana, tras su metamorfosis, comienzan a perder esta capacidad regenerativa. Y ya, en la juventud, ya no puede regenerar. “Entonces, todo eso nos permite poder comparar entre estos dos estadios de la vida de las ranas, con el fin de lograr encontrar posibles blancos terapéuticos y generar una terapia para eventualmente poder llevarlo a lo que ocurre en los seres humanos”, indica la investigadora.
Paula Slater analiza las diferencias
Sobre qué han arrojado los estudios en los diferentes estados de la rana africana, Paula Slater señala que antes de regenerar hay vías de señalización y hay eventos celulares que se recapitulan y vuelven a ocurrir también en los renacuajos, por lo tanto, es algo bastante conservado. “Y en los animales que ya no regeneran, también ocurre algo bastante similar. Por ejemplo, se genera una regeneración del tejido, como el caso de la cicatriz. Y eso es lo mismo que ocurre en los estadios que no regeneran de las ranas”, sostiene.
Por lo mismo, en los seres humanos cuando ocurra algún tipo de daño en la medula espinal, el resultado más común es una posible parálisis. Sobre la experiencia de tender a regenerar esa estructura una especial en los humanos, la doctora señala “que es un poco difícil estudiar o potenciar la regeneración. Hasta ahora, todos los estudios que se han realizado y los tratamientos son principalmente para impedir la propagación del daño”.
Y bajo lo mismo, agrega: “El daño a la médula espinal tiene dos fases bien marcadas. Cuando se genera el daño en sí, el impacto provoca un daño en los tejidos y en las células nerviosas, que tienen sus prolongaciones en la médula. Pero luego todo esto también va generando una respuesta bioquímica o una inflamación, que va llevando también a un incremento del área del daño. Y esto se puede ver hasta meses o años después de haber sufrido un daño a la médula”.
Paula Slater comenta que como los seres humanos no tienen capacidad regenerativa, los tratamientos que existen hoy se enfocan en frenar la propagación del daño, para que la prognosis de la enfermedad no sea tan mala. Es decir, tratar de controlar lo más posible. “Hay algunos mamíferos que no son capaces de regenerar, pero cuando se hacen los estudios (o investigaciones), los axones -en el fondo- tratan de regenerar, se mueven un poco, tratando de buscar el lugar, pero no logran generar bien la estructura que va a guiar este nuevo crecimiento”, indica.
Una de las principales diferencias entre los animales que regeneran con los que no, tiene que ver con las mitocondrias, con la activación química de las células. Esto se está recién estudiando y encontrando las razones. “Hemos visto en animales que regeneran que hay un cambio. tanto de fenotipo como funcional. en las mitocondrias. Es en las mitocondrias donde se genera la mayor cantidad de energía. Lo que vemos, en etapas tempranas, es que hay un cambio de morfología, un cambio de función y las mitocondrias dejan de funcionar”, explica.
Finalmente, Paula Slater se refiere a la posibilidad de transferir mitocondrias entre animales. “Eso es parte de un proyecto actual. Hasta el momento es súper complejo el trasplante o transferencia mitocondrial. Tenemos que buscar las condiciones adecuadas para poder mantener a las mitocondrias funcionales y que puedan ser traspasadas a otro organismo. Por lo menos, hay estudios en cultivos celulares y en modelos animales que cuando se hacen trasplante de mitocondrias, las células sí son capaces de incorporarlas”, explica.