Viaje al centro y al entorno de los virus
Investigadores de todo el mundo trabajan en pesquisar y decodificar al virus que genera el COVID-19, el SARS-CoV-2. La doctora Andrea Rivas, viróloga y académica en la Universidad San Sebastián, es una de ellas, pero no sólo se preocupa de este coronavirus en particular, sino de muchos otros.
La pandemia de COVID-19 es una de las más importantes del último siglo, después de la gripe española, tanto en materia de morbilidad como mortalidad. ¿El protagonista?, un microrganismo muy pequeño que necesita de una célula para poder multiplicarse, y que fue nombrado SARS-CoV-2 por la comunidad científica.
La doctora Andrea Rivas es viróloga y académica en la Universidad San Sebastián, en su laboratorio actualmente se realiza el análisis de los exámenes PCR para confirmación diagnóstica del COVID-19, pero no es el único virus que ha estudiado.
La doctora en Biología Celular y Molecular explica que existen distintos tipos de virus, unidades que utilizan la maquinaria de las células para poder multiplicarse y sobrevivir. Dada esta facultad, su naturaleza y todas las complejidades en sus interacciones con microorganismos, células vegetales y animales, entre ellas las humanas, es que existen distintos tipos de virólogos.
“Están los virólogos más fundamentales, como el bioquímico, el biólogo o el químico farmacéutico, entre otros. Ellos trabajan en laboratorios tras la lente de un microscopio, viendo cómo el virus se comunica con la célula y cómo esta última se defiende”, puntualiza Rivas. “También están los que analizan la respuesta inmunológica contra el virus, haciendo estudios en células y en animales. Y, finalmente, están los médicos infectólogos, que ven la parte clínica, se centran en la acción fisiológica del virus cuando infecta a humanos. En el caso de virus que infectan animales, están los veterinarios haciendo esa misma labor”.
Tipos de virus
Existen distintos tipos de virus, explica la doctora. “Están aquellos como el Ébola, que toman el control del individuo y lo mata, tras lo cual también muere el virus porque no tiene cómo seguir multiplicándose, pero también están aquellos como el Herpes Bucal, que produce algunos brotes y después se retrae. Estos últimos son un tipo de virus que se ha adaptado al individuo, no lo mata, pero convive con él”.
Los ejemplos dados corresponden a virus patógenos, es decir, que generan enfermedad en el cuerpo de un ser vivo humano, pero también es importante destacar que existen virus que no generan infecciones, y que, por el contrario, son parte de su estructura.
“Hay una frase que dice que somos más bacterias que humanos, esto quiere decir que portamos gran cantidad de bacterias que no nos hacen daño y que contribuyen a funciones esenciales del organismo, como la degradación de alimentos en nuestro intestino. Es lo que se conoce como microbiota. Lo mismo ocurre con los virus”, detalla Andrea Rivas.
Gracias a las investigaciones realizadas por virólogos, fue posible identificar que algunos de nuestros genes derivan de un aporte directo de virus. “Tenemos 100 veces más genomas de virus que de seres humanos, de hecho, los virus han participado en nuestra evolución. Nosotros tenemos genes que utilizan nuestras células que derivan de genes virales. Entonces, ha habido traspasos y sigue habiendo traspasos de información genética entre el virus y el humano. En el fondo, estas transferencias de información se dan entre todo lo que nos rodea, permitiéndonos ampliar la mirada a la comprensión de fenómenos”, señala.
Desafíos para los virólogos en Chile
Hoy, la tarea mayor para los virólogos y científicos a nivel global es ponerle fin a la pandemia de COVID-19. Son ellos quienes se dedican al estudio de las mutaciones del Sars-CoV-2, de sus mecanismos de infección y propagación, a la generación y modificación de vacunas para combatirlo, entre otras labores.
La doctora Rivas, ha trabajado activamente en el marco de la emergencia sanitaria. Hace más de un año se dedica junto a su equipo a procesar muestras provenientes de testeos en terreno, sumándose a una cadena de trabajo clave para el seguimiento de casos y la trazabilidad. Sin embargo, opina que independiente de estas urgencias, hay desafíos que no se deben desestimar.
“Como chilenos hemos sido miopes. En el territorio nacional existen virus endógenos, como el Hanta virus, que es un patógeno que mata gente en el sur del país y que es muy difícil de estudiar porque requiere de un laboratorio de nivel de seguridad 3, sin embargo, no existen los espacios y recursos para poder trabajar en él”.
A su juicio, lo mismo ocurre con el Zika y Dengue, virus que son una amenaza latente y de los cuales nadie se preocupa. “Zika causó un gran brote en Brasil antes de la pandemia y Dengue está hace años en Isla de Pascua, yo creo que debemos ir un paso más adelante y evitar cualquier escenario donde estos virus afectan a gran escala a nuestra población. Para ello es necesaria la investigación y el trabajo de virólogos en laboratorios y territorios”.
Bajo este contexto, la ciencia a nivel local debe caminar para solucionar problemas reales del entorno. “Yo creo en la investigación fundamental, sin ella no podemos entender nada, pero tenemos que destinar parte de nuestros esfuerzos a crear soluciones o a prever escenarios posibles en nuestro territorio”, finaliza.
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