Diego Varela explica el trabajo de Biósfera Austral en la conservación de la Patagonia tras la explosiva migración ciudad-campo

En este nuevo episodio de Nuestro Planeta, Marcelo Lagos, conversó con Diego Varela, socio fundador de Biósfera Austral, proyecto enfocado en la conservación de espacios rurales dentro del territorio nacional, específicamente en la Patagonia Chilena.

Durante el último tiempo, especialmente en los últimos dos años y producto de la pandemia se ha producido una explosión en la migración ciudad-campo. Esta es protagonizada por personas que desean cambiar su estilo de vida y alejarse de las zonas más urbanas, buscando tranquilidad en los puntos más australes de nuestro país. El problema de dicha migración es el impacto que tienen en las zonas rurales estos movimientos de población, especialmente porque no existe una planificación o un plano regulador para controlarlo.

En este contexto es que se origina el trabajo de Biósfera Austral, quienes “dan alternativas y guías para aquellos que están conscientes de cuidar el entorno y mitigar el impacto humano. Dicha guía, es una guía del Derecho Real de Conservación, que es la directriz que tienen las personas para habitar estos lugares, con el mínimo impacto”, explica Diego Varela. La existencia de proyectos como este es importante, ya que, a diferencia del ámbito urbano, en las zonas rurales no existe una planificación que pueda mitigar el impacto de las personas.

La idea de Biósfera Austral además surge de la necesidad de intervenir desde lo individual, ya que “el Estado por si sólo no tiene la capacidad de generar la conservación que necesita que necesita. Lo que hacemos es democratizar la conservación y restauración, e invitar a más personas a participar de manera activa en esto”.

Esta conservación se produce a través de la habitabilidad de ciertos sectores rurales, siguiendo una serie de directrices que van en pro del cuidado de la naturaleza. Para esto proyecto, Biósfera Austral siguió el ejemplo de Douglas Tompkins y su legado verde. “Parte importante del territorio se destina a la conservación que no tiene intervención, y este se mantiene con gente que se invita a participar. Por ejemplo, de un parque de 1000 hectáreas, 20 son habitables, y con el dinero de esta se mantienen las otras 980. Son dueños de esa área, pero se apegan a un derecho nacional de conservación, son como una especie de guardaparques”, detalla Diego Varela.

El perfil de las personas que deciden emigrar hacia sectores rurales y vivir en estas áreas de conservación es muy diverso, hay desde parejas jóvenes, gente interesada en los deportes extremos, o parejas mayores que buscan una tranquilidad al momento de jubilar. “Es tener un espacio en la Patagonia y aprender de ella. La gente no sólo tiene restricciones, sino que también tiene una responsabilidad activa, participa del monitoreo, hay una participación activa en la conservación”.

El trabajo de conservación realizado por Biósfera Austral se lleva a cabo principalmente en la Patagonia norte, entre Chaitén y La Junta, donde comienza la Carretera Austral. En estos tramos, según explica Diego Varela, “estamos desarrollando cinco proyectos. Hoy se han diseñado entre dos y ocho hectáreas, siempre con la lógica de macrolotes, baja densidad y menos intervención, que se mantenga la naturaleza y terrenos que no se pueden subdividir. Sin cercos, sin animales domésticos, todo pensado en que esta intervención no cambie el destino o la naturaleza del lugar”.

La diferencia del proyecto de conservación realizado por Biósfera Austral y otros proyectos de urbanización es que ellos no tienen un fin inmobiliario, por el contrario, son proyectos rurales que resguardan el suelo agrícola, y se preocupan constantemente de esto. “No producimos un cambio en el suelo a diferencia de otras iniciativas de parcelación, que fragmentan e impactan, haciendo un cambio en la vocación rural. Hay una fragmentación y pérdida de la ruralidad”.

Sobre la importancia del Derecho Real de Conservación, y la relación que tiene con evitar que se genere un impacto negativo en las zonas donde se produce la migración, Diego Varela explica que “este se hace cargo de todas las prácticas y amenazas que podría generar este habitar. Este gravamen, se hace cargo de la arquitectura para proteger la intervención, que esta sea sustentable y para conservar el paisaje, ya que este es parte de la conservación. Con esto se hace cargo de este tipo de amenazas”.

Como menciona Diego Varela, el trabajo de conservación de Biósfera Austral va de la mano con el acompañar a las personas que toman la decisión de migrar a zonas rurales, ya que muchos desconocen gran parte de estos temas y necesitan una guía de habitabilidad. “Generamos un contenido enfocado en la educación más que en lo comercial, nos van contactando personas con diferentes personas e intereses y los vamos asesorando”, concluye Diego.