El fenómeno Oppenheimer trajo de vuelta el debate sobre el uso de energía nuclear

Cuando las grandes potencias sienten el peligro sobre sus hombros, el desarrollo de nuevas tecnologías acelera sus pasos. Pero no siempre esos beneficios son con fines alegres. Hay dos caras. Por ejemplo, pasó con la pandemia y la creación de la vacuna; pero también durante la Segunda Guerra Mundial, y la irrupción de un arma letal, usando energía nuclear.

Y esos fines también han tenido consecuencias fatales. Por ejemplo, desde los accidentes de Chernobyl (1986) y Fukushima I (2011), que el uso de energía nuclear ha estado cuestionado por la comunidad internacional. Pese a ser una fuente menos contaminante que el carbón, por citar un combustible fósil, no genera adeptos a nivel político, social ni económico. De hecho, en Europa se están cerrando muchas plantas.

Francisco Molina, investigador de la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN), analiza esta certeza y detalla el trabajo positivo que se hace con esta tecnología. Todo esto, con el contexto además del estreno de la película Oppenheimer (2023), del director británico Christopher Nolan, quien habla sobre la vida del físico J. Robert Oppenheimer, quien junto a un equipo de científicos trabajaron en el Proyecto Manhattan, que finalmente condujo al desarrollo de la bomba atómica de 1945. Por lo mismo, la temática del uso de energía nuclear volvió a estar en el tapete.

Proyecto Manhattan

Corría el año 1939 y cientos de científicos estadounidenses comenzaron a devolverse a Estados Unidos, tras la amenaza del régimen de Adolf Hitler. Al volver, llevaron la semilla que inició todo: la fisión nuclear. Estaba el rumor que sus pares alemanes estaban en vías de construir un arma atómica. Por lo mismo, los físicos Leo Szilard y Eugene Wigner convencieron a Albert Einstein de proponerle al gobierno estadounidense iniciar la investigación nuclear.

Fue así que el 6 de diciembre de 1941 se inició el Proyecto Manhattan. Entre los líderes de la investigación, se encontraban Leo Szilard, Enrico Fermi, Edward Teller, Ernest Orlando Lawrence y J. Robert Oppenheimer. En 1942 se construyó el primer reactor nuclear. Años más tarde, se lanzó el arma más letal de todas que destruyó por completo las ciudades Hiroshima y Nagazaki, en Japón.

Oppenheimer fue el director del proyecto, y le dedicó tiempo completo. Pero tras el estallido de las dos bombas atómicas en suelo japonés, el orgullo que había sentido tras las pruebas en Nuevo México, se transformaron en culpa. De hecho, según cuentan archivos de la época, en una visita al presidente Harry Truman; Oppenheimer sostuvo tener “las manos manchadas de sangre”.

Dado este contexto cinematográfico, Francisco Molina, quien además es director del Centro de Investigación en Física Nuclear del CCHEN, analiza el presente de esta tecnología. Pese a que la energía nuclear está más bien relacionada con hechos negativos, como se indicó, el investigador comenta sus positivas aplicaciones civiles. En conversación con Gabriel León, en Rockstars, de TXS Plus, comienza detallando la diferencia entre las reacciones nucleares de fusión y fisión.

“Son dos reacciones nucleares. La fusión nuclear es cuando dos átomos pequeños, de baja masa, se juntan y producen un átomo de mayor masa. Y, por otra parte, la fisión nuclear es cuando se separa un átomo pesado, como uranio o plutonio, a través de algún bombardeo de neutrones, en pequeñas partes para liberar energía”, explica.

Usos de la energía

Tras los tristes hechos que pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial, se comenzaron a apreciar los usos positivos de la energía nuclear. Si bien, trabajar y estar expuesto a la radiación puede producir enfermedades como cáncer o leucemia, hoy, paradójicamente, se usa para combatir estos males.

“Hoy se ocupa para tratar y diagnosticar cáncer. Por ejemplo, en Chile tenemos un reactor nuclear, que está en la CCHEN, donde se producen medicinas todas las semanas que ayudan al tratamiento del cáncer. Además, en alimentos, existen irradiadores que pueden esterilizar y entregar soluciones en áreas de fertilidad de suelos. En agricultura, se absorbe nitrógeno de las plantas. La energía nuclear está inmersa en varias industrias”, señala.

Francisco Molina señala que, en su centro de investigación, hay dos áreas que destacan. Por ejemplo, hay un área que se preocupa de la física nuclear fundamental donde, a través de colaboraciones internacionales, se ven grandes experimentos relacionados con la propiedad de los núcleos. Y otra línea está relacionada con las aplicaciones de la física nuclear, donde se ha desarrollado, simulado e implementado un espectrómetro de neutrones, que es un aparato que sirve para medir la energía de neutrones.

“Por ejemplo, en estos momentos me encuentro en las cercanías de la ciudad de La Serena, donde estamos midiendo neutrones que se originan por rayos cósmicos. Es un proyecto que parte en 2026 por distintos lugares de Chile. Estamos haciendo una medida del espectro de neutrones y los relacionamos con las variables locales de temperatura, humedad de suelo, humedad ambiental, etc.”, comenta Molina.

Chile y el CERN

Durante la reciente gira del Presidente Gabriel Boric a Europa, la comitiva visitó el Centro Europeo para la Investigación Nuclear (CERN), el laboratorio más grande de física de partículas y uno de los centros de investigación científica más grande del mundo. El mandatario recorrió el Gran Colisionador de Hadrones, ubicado en la ciudad de Ginebra Suiza.

Boric confirmó que Chile está en proceso de tramitación para ser un estado miembro asociado del CERN. “Esas son muy buenas noticias. La idea es que Chile sea miembro lo antes posible. Hay que pagar una comisión anual de cerca de 2 millones de dólares, pero después ese monto se devuelve en licitaciones o en contratos de investigadores. Este acuerdo es muy bueno para los científicos, los estudiantes y las empresas que hacen desarrollo tecnológico”, anhela Molina, quien también estuvo presente en la comitiva que visitó Ginebra.