Dra. Eugenia Morselli, investigadora de la USS, explica las consecuencias de una dieta alta en grasas saturadas

Durante el programa Rockstars, Gabriel León, conversó con la doctora Eugenia Morselli, quien es biotecnóloga médica y Docente Investigadora de la Facultad de Medicina y Ciencia de la Universidad San Sebastián.

Desde el 2014 que la Dra. Eugenia Morselli se encuentra viviendo y trabajando en nuestro país, proveniente desde Italia es una de las profesionales más jóvenes en realizar investigaciones de manera independiente.

La académica informó que se encuentra trabajando en cómo los mecanismos celulares que favorecen el desarrollo de enfermedades metabólicas asociadas a la obesidad. “Una dieta alta en grasas saturadas cambia la composición de lípidos en el cerebro, generando diversas consecuencias negativas en el organismo”, aclaró.

Las razones que llevaron a la Dra. Eugenia Morselli a realizar esta investigación se centran en el tipo de dieta que se consume en occidente, siendo especialmente alta en grasas saturadas y azúcares. Una alimentación como esta produce obesidad, lo que resulta en diferentes enfermedades, razón por la cual junto a su equipo quisieron entender qué le ocurre a nuestro organismo cuando comemos comida chatarra, y cómo se desarrollan estas enfermedades.

Específicamente la investigación de la Dra. Eugenia Morselli se centra en evaluar los distintos componentes de las dietas, especialmente los lípidos en la autofagia. Para esto es que se realizó una observación en animales. “Durante 4 meses comían una dieta alta en grasas y azúcares, como efecto de esto veíamos que, en la composición lipídica de los lípidos en el cerebro, aumentaban los ácidos grasos saturados. Lo particular es que esto ocurría específicamente en los animales machos. Ambos animales se volvían gordos, pero solamente los machos tenían un aumento de ácidos grasos saturados”, detalló la investigadora.

Para llegar a estos resultados analizaron todos los lípidos del cerebro. “Nosotros tuvimos que hacerlo en el cerebro completo por un problema de que el hipotálamo es muy pequeño”, subrayó la doctora Morselli.

Gracias a esta primera parte del estudio se pudo confirmar que los cambios que se veían en esa parte del cerebro se podían ver en una región específica del cerebro. “Lo que vimos es que el cerebro cambia, aumentan los ácidos grasos saturados, como el ácido palmítico por ejemplo”, explicó Morselli.

Este resultado, en términos de autofagia que es el área principal del estudio, significa que si yo bloqueo la autofagia en una neurona del hipotálamo el animal se vuelve obeso, gracias a esto se puede dilucidar que la autofagia regula la ingesta de alimentos, y la sensación de hambre o saciedad.

De acuerdo con lo mencionado por la Dra. Eugenia Morselli, esto es particularmente importante, ya que la autofagia es un proceso por el que las células pueden degradar y “reciclar” componentes dañados o tóxicos para generar energía y prolongar su vida; una suerte de sistema digestivo que mantiene a la célula viva y en equilibrio. Cuando la autofagia falla, las moléculas tóxicas aumentan y se pueden producir enfermedades como Parkinson, Alzheimer, Diabetes tipo 2 y cáncer

A raíz de estos resultados, el desafío ahora es hacer la proyección hacia los seres humanos, algo complejo teniendo en cuenta que los estudios se realizan a nivel cerebral. “A nivel de otros estudios se ocupa la imagenología, es decir resonancias magnéticas, para ver cómo cambian las regiones del cerebro frente a la dieta, la respuesta inflamatoria por ejemplo”, indicó Eugenia Morselli .

Tras esta investigación, y de haber recibido el premio de Excelencia Científica Adelina Gutiérrez en 2020, el próximo paso para la Dra. Eugenia Morselli tiene que ver con “el estudio de otra estructura de la célula que se llama cilio primario. Esto es una antena en la célula, que también las neuronas las tienen y se considera como una plataforma de señalización”.

Esta elección tiene que ver que gracias a sus estudios han visto que “con la dieta, con los ácidos grasos saturados además de inhibir la autofagia, también se pierde el cilio primario. Aquí hay una correlación entre la autofagia y el cilio”, detalla la Dra. Eugenia Morselli sobre el trabajo de su investigación actual. “Estamos viendo cómo modulando la autofagia se puede afectar el cilio primario y finalmente vías de señalización claves en la neurona como puede ser en la respuesta a insulina”.