Investigadora habla del impacto del cambio climático en la producción de trigo en Chile

El cambio climático está afectando a muchas industrias, sobre todo a las que se dedican a la producción de alimentos. Por lo mismo, estas estpan trabajando y buscando nuevas tecnologías que se adapten a las nuevas condiciones de temperatura del planeta. Anita Arenas, investigadora del Instituto Milenio de Biología Integrativa (iBio) y de la Universidad Austral de Chile, se refiere a este problema principalmente con la producción de trigo en Chile.

El trigo es uno de los cereales más usados en la elaboración de alimentos alrededor del mundo. Una gran cantidad de alimentos son creados a partir de esta planta y es uno de los cultivos más importantes en el mundo entero, junto al arroz y el maíz. El trigo se cultiva en climas sub-tropicales, moderadamente templados y moderadamente fríos, por lo mismo, el tema del cambio climático afecta su producción.

Tras realizar un doctora en Alemania, Anita Arenas regresó a Chile para trabajar con el trigo, considerada la planta más importante de la historia. “Se estima que cada persona consume diariamente el grano de 50 plantas de trigo. O también decir que una de cada cinco calorías que consumimos proviene de este cereal, es decir, el 25% de nuestras proteínas. Es un cultivo clave para la seguridad alimentaria mundial, por lo mismo, el contexto climático lo hace aún más relevante”, señala a Rockstars.

La investigadora de la UACh dice que otro de los problemas -indirectos- de la industria tiene que ver con el crecimiento acelerado de la población mundial. Hoy en día, está llegando a las 8.000 millones de personas y para el año 2050 se espera que pase los 10.000 millones. “El desafío es incrementar la producción del trigo, sin incrementar la superficie de cultivo ni el uso de pesticidas. Y todo esto bajo el tremendo paraguas del cambio climático que hace que las condiciones sean más adversas. Para alimentar a toda esa población se requiere que la producción se incremente un 2% anual de aquí al 2050”, indica Anita Arenas.

Estudios a las olas de calor

Anita Arenas durante su postdoctorado comenzó a caracterizar en cómo respondía el grano de trigo frente a un evento climático extremo, como por ejemplo, las olas de calor. “Saber cómo respondían a nivel molecular y fisiológico. Para ello, realizamos experimentos, tanto en invernaderos como en campo, simulando estas olas de calor. Por primera vez me tuve que enfrentar al tema de la siembra y a controlar la fertilización. Es complejo dar el salto desde el laboratorio al campo”, señala.

La investigadora agrega que se concentraron en evaluar el efecto de este golpe de calor en una etapa clave para el desarrollo del grano, que es principalmente al inicio, una etapa donde algunos componentes del rendimiento aún se están fijando. “Encontramos que se afectaba negativamente el peso y la calidad del grano. Además, descubrimos una reducción en el contenido de almidón, pero las proteínas aumentaron. Y a nivel molecular, identificamos un grupo de genes claves en la respuesta frente a este estrés del calor”, explica.

Con estos nuevos antecedentes, debido a las olas de calor, el trigo pareciera tener un mayor contenido proteico. Sobre la conveniencia nutricional para los seres humanos, la investigadora indica que lo importante no sólo es la cantidad de la proteína, sino que el tipo de esta en el grano. “Lo que nosotros vemos es una alteración en la relación, primero, de gliadinas y gluteninas, que son los componentes bases del gluten. Y es importante porque tiene que ver con las  características viscoelásticas del grano y de la futura calidad de la harina”, señala.

Hoy en día Anita Arena es investigadora independiente dela UACH, sede Valdivia, donde trabaja en este desarrollo del trigo en el Laboratorio de Nutrición y Genómica de Plantas. “Estamos trabajando en caracterizar la respuesta molecular frente al estrés por altas temperaturas, pero ya en la respuesta inicial. Estamos enfocados en la búsqueda de factores que respondan durante los primeros 30 minutos del estrés. Por ahí va la línea investigativa en la que estoy abocada”, puntualiza.